por Camila Irribarra
de Santa Rosa, La Pampa, estudiando en la Universidad de Buenos Aires.
A los 18 años vine a vivir a Buenos Aires para empezar mis estudios universitarios. Ir a vivir a otra ciudad para poder estudiar la carrera que me gustaba era una idea con la que crecí desde chica pero no supe lo que sería hasta que estuve en la situación.
Nacer y vivir en el interior del país hace que la vida sea distinta en muchos sentidos: los horarios, distancias, actividades, amigos, familia, todo funciona con un ritmo diferente. Instalarme en Buenos Aires fue realmente un desafío que, de a poco, fue tomando un sabor agradable.
Al principio, e incluso luego de tres años de estadía, extrañé mucho a mi familia, amigas y el club de deporte, pero conseguía deshacerme de este sentimiento cuando podía estar junto a mi hermano (que también estudiaba en Buenos Aires) o con mis nuevos amigos de la facultad. Siempre supe que no estaba sola, pero saber y sentir no siempre es lo mismo.
Un lunes de mayo me invitaron a los encuentros de la MIC (Multifamiliar Intercultural) y allí pude darle lugar a ese sentimiento. En muchos encuentros expresé la tristeza que me provocaba estar lejos de «mis pagos», lo difícil que era volver a la Capital luego de las vacaciones y lo mal que a veces me sentía viviendo sola.
Así me di cuenta de que la distancia no significa el final, todo lo contrario. Pude ver que es la oportunidad que tengo de conocer y vivir otro estilo de vida y otras costumbres. Pude experimentar la compañía y contención que encontré al compartir cada MIC, donde el respeto y la escucha al otro eran los principales invitados de cada lunes.
Pude darme cuenta de que este sentimiento necesitaba atención porque no me permitía disfrutar por completo esta hermosa etapa de mi vida. A partir de allí, supe que ese era el lugar donde podía expresarme, llorar, contar lo que sentía sin sentirme juzgada y sacando el fantasma que tenía al pensar «soy la única a la que le pasa esto».
Ojalá muchos puedan atreverse a vivir esta experiencia y a ser parte de un espacio pensado para quienes nos alejamos de nuestras raíces.
Camila Irribarra